Es muy habitual lesionarse cuando se practica un deporte, cualquiera puede doblarse un tobillo, caerse o hacerse daño en la espalda o en una muñeca. Normalmente son lesiones pasajeras, aunque, dependiendo de su gravedad, resultará más o menos sencilla su recuperación y posterior reincorporación al entrenamiento.
Cuando las lesiones son graves (Ej.: Un tobillo roto), nos vemos obligados a dejar de entrenar durante largos periodos de tiempo en los que perdemos la forma física y muchos de los logros que habíamos conseguido hasta ese “fatídico” momento. Sin embargo, no nos pongamos dramáticos, vamos a darte unas pautas para retomar la práctica de tu deporte favorito: el ciclismo.
Escucha al médico
En primer lugar, NO debes dejar de lado las recomendaciones del médico o especialista que te esté atendiendo y que, seguramente, te habrá dado unas indicaciones que seguir antes de volver a entrenar. Puede ser incluso que te mande algunas sesiones de fisioterapia para recuperar la movilidad de la articulación o extremidad afectadas. Podría resultar perjudicial subirse de nuevo a la bicicleta sin haberlas realizado.
Nada de entrenar desde el principio
Una vez superada la fase de rehabilitación o bien cuando el médico te haya dado el alta, sería recomendable que un entrenador con experiencia te dé las indicaciones oportunas para realizar, durante unos días, una tabla de ejercicios con el fin de ir calentando. El propio preparador físico te advertirá de que, por un tiempo, no podrás retomar el ritmo y la rutina que tenías antes de lesionarte.
Es fundamental que obedezcas a tu entrenador ya que, de no ser así, puedes retroceder en tu recuperación o incluso hacer que el daño sea permanente.
Ir de menos a más
Cuando hayas superado las etapas previas y cuentes con el visto bueno tanto del especialista como del preparador, empieza a entrenar progresivamente. Comienza con sesiones de corta duración y espaciando los días. Conforme te vayas acostumbrando al ritmo, ve subiendo en intensidad y frecuencia, poco a poco. No te olvides de que cualquier ciclista aficionado (como es nuestro caso) perderá su capacidad de hacer ejercicio aeróbico con solo un par de meses de convalecencia.
Puedes empezar por dos entrenamientos semanales de menos de media hora cada uno. Según vaya reaccionando tu organismo y cómo te sientas, ve aumentando las sesiones o disminúyelas aún más. Si encontraras a alguien que esté en las mismas condiciones que tú, os ayudaríais mutuamente.
No te tomes estas recomendaciones al pie de la letra, son solo un ejemplo para que lo entiendas mejor. En realidad, debe ser tu preparador físico el que marque los tiempos y la frecuencia apropiados para tu caso en concreto.
La finalidad de todo esto es lograr que el entrenamiento se convierta en rutina, como antes de tener la lesión. La semana que viene continuaremos con este interesante tema.
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